Amor sobre cultura
A la derecha le gusta escribir historia, siempre lo hizo, lo sabemos; así lo ha hecho desde hace más de 200 años con esmerada perseverancia y dudosa rigurosidad con tinta espesada a sangre. Ha escrito así la revolución de mayo, las barrancas de Navarro, el exilio de San Martín, la Mazorca (más horca), el gesto de Caseros, el diario de Irigoyen, el populismo Peronista, la corrupción K. Es la historia que aprendimos desde niños, forma parte de nuestra cultura podríamos decir, se recita casi de memoria en la escuela, en el taller, en el almacén.
Sin embargo es una historia que nos es ambigua, y nos es ambigua en el sentido que la conocemos y la desconocemos al mismo tiempo, la conocemos porque la repetimos y la desconocemos porque al apropiarnos de ella no nos representa.
En la exquisita película “Mientras nieva sobre los cedros” la protagonista Hatsue, una joven y hermosa japonesa, ama y no ama a la vez, ella también sufre esa ambivalencia irracional que la desconcierta. En un momento cumbre le escribe una carta de despedida a Ishmael Chambers su novio adolescente norteamericano, “siento que puedo amarte y no amarte al mismo tiempo”. Le dice de verdad. Poco después se entregará a su pretendiente japonés, es su designio cultural y lo siente como correcto y lo defenderá y respetará. Venció la cultura, como en nuestra tierra vence la derecha y su historia.
Amor y cultura suelen oponerse más de lo que parece, el amor es ahora, es instante, es acción; la cultura es tiempo, es memoria, es barrera; Hatsue trae consigo un destino cultural, trasmitido de generación en generación, una voz que se le impone como verdad absoluta, como ley, como barrera; “aléjate de esos chicos blancos” le ha dicho su madre desde siempre, desde niña, entonces su cultura lo dice y no ama. Pero a su vez es mujer, joven, hermosa, sensible, viva, dispuesta, amante y entonces ama. “Siento que puedo amarte y no amarte al mismo tiempo” escribe. Y es verdad.
LOs argentinos estamos atravesados por la cultura, la cultura de la derecha, la cultura que dejo que se asesinaran indios y gauchos, la cultura de la campaña del desierto, de “no hay que ahorrar sangre de gaucho”, de los bombardeos en la plaza, de “la fusiladora”, de los 30000, la cultura de los que dijeron “fue una guerra” y hablaron de “los dos demonios”, de los que justificaron a Rivadavia, Roca, Sarmiento, Mitre, Martínez de Hoz, Caballo, Macri, y a cada uno de los vende patria que endeudaron esta tierra hasta no mas poder. La cultura de la entrega y de la muerte, la cultura del ocultamiento. Pero somos pueblo también, somos sentidos, somos lo que no somos, ni muerte ni entrega, somos a quien la derecha oprime, somos amor. Y otra vez cultura y amor en disputa, y como Hatsue podemos resignarnos y aceptar o despertar.
Dice José Pablo Feinmann en Filosofía y Nación, “hay tanta interpretaciones de nuestro pasado histórico como proyecto políticos en vigencia coexisten en nuestro presente”. La derecha tiene su historia y tiene su proyecto político actual, es el de siempre, el del librecambio, el del derrame, el del granero del mundo, el del costo laboral, el del gasto público, el del mercado, el del individualismo, el de unos pocos, el que es cultura. Hagamos la historia de nuestro propio proyecto político, el de Rosas, el de Varela, el de Peñalosa, el de Irigoyen, el de Perón y Eva, el de Alfonsín, el de Néstor y Cristina, el de Alberto y Axel, el del amor. Contemos nuestra historia, boca a boca, casa a casa, incansables, combatamos la historia con historia, hablemos de cuando bajamos los cuadros, cuando encarcelamos a los genocidas, cuando echamos al FMI, cuando apostamos a la industria nacional y el desempleo fue mínimo, cuando unimos a los trabajadores, cuando salimos a la calle, cuando vencimos a Braden, cuando le dijimos no a Bush y al Alca, cuando logramos derechos, cuando hicimos la asignación universal por hijo, las netbooks de los chicos, cuando reabrimos la escuela técnica, hablemos de “la patria es el otro”. Escribamos nuestra historia y hagámosla cultura, pongamos el amor sobre cultura y derrotemos a la derecha que tanto tiempo nos ha dominado.